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Los niños y el estrés A pesar de que los niños, por lo general, suelen tener unos factores ambientales menos estresantes que los adultos, estos también pueden padecer estrés en ciertas situaciones.

El estrés infantil es una triste realidad que tenemos que presenciar hoy en día. Y es que el ritmo acelerado también afecta a los más pequeños, que ven amenazada su seguridad en numerosas ocasiones.

El estrés en niños es, prácticamente, natural, como en casi todos los seres humanos (a niveles normales). El cortisol, hormona responsable de activar los núcleos de alarma y atención, desencadena una reacción a posibles peligros o alerta de algún problema. Hasta aquí todo es normal.

El problema del estrés surge cuando estos niveles de cortisol permanecen en auge durante más tiempo del que dura esa actividad o situación que lo provoca. En ese momento estamos hablando de estrés como enfermedad.

¿Tu hijo hace alguna actividad extraescolar diaria?

¿Cuánto tiempo dedica a los deberes caseros?

¿Quiere quedar con otros niños o prefiere estar solo en su habitación?

¿Te ha mencionado que quiere abandonar alguna actividad?

Estas son solo algunas de las cuestiones que los padres nos debemos plantear cuando estamos valorando un caso de estrés en niños, o estrés infantil.

Síntomas físicos del estrés en niños:

El primer síntoma que tiene consecuencias son las alteraciones del sueño. Junto a esto, el tartamudeo, las pesadillas, la enuresis, la cefalea y las molestias estomacales son algunos de los síntomas inequívocos de que se padece estrés infantil.

Síntomas de comportamiento: Preocupación y ansiedad, incapacidad para relajarse, miedos recurrentes, dependencia de los padres, rabia y llanto, incapacidad para gestionar las emociones y baja tolerancia a la frustración, comportamiento agresivo y/o terco, regresión y rechazo a participar en todo tipo de actividades escolares y/o familiares.

Cómo apoyan los padres a un niño con estrés infantil

La actividad física es imprescindible para que el niño libere el exceso de energía.

Los padres deben aprender a aplicar recompensas para reforzar conductas positivas en vez de castigar las conductas negativas.

Enseñar a nuestro hijo a comunicarse le llevará a que sea más capaz de resolver sus problemas con los demás en un futuro.

El siglo XXI ha traído numerosos avances técnicos y tecnológicos así como nuevas formas de vivir, de descubrir el mundo…etc. Sin embargo, el estrés puede que sea una de las mayores lacras de esta era que nos toca vivir. Quizás lo más alarmante sea que los cuadros de ansiedad o depresión hayan alcanzado a la más tierna infancia.

ESTRÉS

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2020-01-01T08:00:00.0000000Z

2020-01-01T08:00:00.0000000Z

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