Grupo Healy

“Aquí tenemos todo”

POR JORGE LÓPEZ jlopez@elimparcial.com

Gracias al apoyo y cuidado que se le ha brindado en el Albergue Luz Valencia desde hace tres años, es como Carlos Alonso García Mendívil, de 45 años de edad, ha logrado sobrellevar su insuficiencia renal y demás padecimientos, ya que no cuenta con el apoyo de su familia.

Fue en 2015 cuando Carlos, quien toda su vida se dedicó a la pesca, sufrió una caída en el muelle de Bahía de Kino, de donde es originario, y tuvo un golpe medular tras una fractura del núcleo de la cabeza, lo cual lo dejó en estado vegetativo durante casi tres años.

“Se me quebró el núcleo de la cabeza y tuvieron que hacer una estructura de fierro para poder agarrarme la cabeza. Fue el Domingo de Pascua del 2015. Me caí con una cubeta de almejas hacia el mar, me resbalé y caí de cabeza”, dijo.

Al caer desde una altura aproximada de 8 metros, provocó que el cráneo de Carlos se fracturara y fue trasladado al Hospital General de Hermosillo, donde permaneció inmóvil durante dos años y ocho meses.

“Estuve unos meses cuadrapléjico, sin poderme mover ni nada, hasta que ya me reconstruyeron de fierro y ya me pudieron sentar en silla de ruedas. Me hicieron la operación en el cuerpo (columna vertebral) y una cistotomía; tengo las escaras sépticas y tengo hepatitis”, detalló.

Carlos Alonso se dijo agradecido con el personal del albergue, ya que ha podido sobrellevar su enfermedad y ha encontrado en ese lugar un verdadero hogar, y a pesar de que cuenta con hermanos y familiares, asegura que no podría volver con ellos, ya que son de bajos recursos y no podrían cuidarlo.

“Yo siempre viví solo, en la playa y mi familia pues está igual que yo, de escasos recursos y viven al día, no pudieran hacerse cargo de mí. Yo me siento muy contento de estar aquí, pues tengo una mano que me apoya.

“Aquí tenemos todo, ropa todos los días, sábanas limpias, todo lo que es necesario para nosotros, sobre todo en mis curaciones”, agregó, “porque tengo varias cirugías y me hacen varias curaciones en el cuerpo”.

Además de la atención que recibe del personal del albergue, Carlos siente que es una persona útil, ya que sus ganas de salir adelante han permitido no dejarse vencer por su condición y realiza varias actividades, como empacar frijol, cuida la puerta, platica con los visitantes y se distrae con sus compañeros.

“No nos dejen de la mano, échenos la mano a todos los que estamos aquí, porque sé que todavía hay gente buena y sé que todavía existen personas de gran corazón”, expresó.

METRO

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2022-08-15T07:00:00.0000000Z

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